El primer ministro sudanés Abdalla Hamdok, detenido y destituido de su cargo por un golpe militar, recuperó su libertad, gracias a la presión ejercida por distintos gobiernos y organizaciones a nivel mundial.
El golpe se concretó el pasado lunes, luego de varias semanas de crecientes tensiones entre los militares y el liderazgo civil por la marcha de la transición de Sudán hacia la democracia desde el derrocamiento del exlíder Omar al-Bashir en 2019, tras un Gobierno autocrático de 30 años.
Las Fuerzas Armadas, lideradas por el comandante en jefe Abdul Fatah al Burhan, disolvieron el Gobierno interino, el Consejo Soberano, y el cuerpo integrado por militares y civiles que se creó tras la caída de Al-Bashir para gobernar el país en su transición a la democracia, y además decretaron el estado de sitio.
Según el plan trazado tras la renuncia forzada de Al-Bashir, las Fuerzas Armadas debían traspasar el liderazgo del consejo a los civiles el mes que viene, lo que hubiera alejado a los militares del poder.
El Consejo de Seguridad de la ONU tenía previsto discutir la crisis durante una reunión a puertas cerradas en horas de la tarde.
En su segunda aparición pública desde la toma del poder, el general Abdel Fattah Burhan reiteró que las FFAA se vieron obligadas a intervenir para resolver las disputas entre los distintos sectores políticos.
«El país entero estaba paralizado debido a rivalidades políticas», sostuvo Burhan durante una conferencia de prensa transmitida por cadena nacional, donde además informó la liberación de Hamdok.
«La experiencia de los dos últimos años ha probado que la participación de fuerzas políticas en el período de transición es perjudicial y promueve las peleas», agregó.
Y continuó: «Algunos de los funcionarios detenidos junto al primer ministro trataron de incitar una rebelión dentro de las Fuerzas Armadas. Serán sometidos a juicio y los que sean hallados inocentes serán liberados», enfatizó.
El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, habló hoy por teléfono con Hamdok, según un comunicado del Departamento de Estado.
«El secretario de Estado da la bienvenida a la liberación del primer ministro y renueva su llamamiento a las fuerzas militares sudanesas para que liberen a todos los líderes civiles detenidos y garanticen su seguridad», agregó el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, en el texto.
Estados Unidos anunció la suspensión de una ayuda de 700 millones de dólares a Sudán, un país africano de cultura y lengua árabe.
La ONU y la Unión Europea (UE) también condenaron el golpe y celebraron la liberación de Hamdok.
Rusia, en cambio, atribuyó el golpe a «una política equivocada» y a «la injerencia extranjera» en este país, donde rusos, turcos, estadounidenses y sauditas se disputan la influencia atraídos por sus estratégicos puertos en el mar Rojo.
Burhan anunció que las FFAA nombrarán un gobierno de tecnócratas hasta las elecciones, previstas para julio de 2023.
La Asociación de Profesionales Sudaneses, un grupo de sindicatos que lideró las protestas contra Al-Bashir, urgió a la ciudadanía a ir a una «huelga general» e iniciar una campaña de «desobediencia civil».
Por su parte, el Movimiento de Liberación Popular Sudán-Norte, el principal grupo rebelde del país, denunció el golpe y llamó a la gente a tomar las calles.
Fue así como miles de sudaneses inundaron las calles de la capital, Jartum, y otras ciudades para manifestarse en contra del golpe de estado.
Al menos cuatro manifestantes murieron y otros 80 resultaron heridos cuando fuerzas de seguridad abrieron fuego contra algunas de las protestas, informó el sindicato Comité Médico de Sudán.